Amigos son los que hacen lo que sea por tí: el resto no son amigos
[[Crítica de @marckwire21]] |
El realizador
español David Marqués vuelve a las
pantallas de cine con una nueva comedia dramática, Dioses y perros. El director valenciano basa su filmografía
enteramente en la comedia dramática con títulos como Cualquiera, Desechos, En fuera de juego o la multipremiada en
2005, Aislados. A punto de realizar
la que hubiera sido su quinta película, Espacio,
la productora valenciana Nadie es
Perfecto (con la que ya trabajó en En
fuera de juego) le propuso a Marqués
dirigir la adaptación de un relato del novelista Jesús Martínez Balmaseda. La banda sonora de la película está
compuesta por Mario de Benito y las
canciones son en su gran mayoría de Tyla
J. Pallas, ex del grupo de rock inglés Dogs
d'Amour, del cual Marqués es fan.
Algunas de las canciones que se pueden oír a lo largo del film son 111 (versión acústica y eléctrica), Untouchable, Don't look me out of your heart, If only o In another life.
Dioses y perros nos cuenta la historia de Pasca (Hugo Silva), un ex-boxeador amateur que trabaja como sparring y que
vive con Pablo (Elio González) su
hermano minusválido desde que un accidente de tráfico acabara con la vida de
sus padres. El destino pone en su camino a una joven profesora de guardería que
recién acaba de llegar al barrio procedente de Santander, Adela (Megan Montaner). Pasca pasa los días
cuidando de su hermano, pese a tener este pareja desde hace 3 años y valerse
por sí mismo, y de su amigo Fonsi (Juan
Codina), otro ex boxeador como él, pero hundido en el alcoholismo y en
continuas discusiones con su mujer. Pese a que la llegada de Adela hará que
Pasca empiece a ser menos negativo y a pensar que quizás, la vida si da segunda
oportunidades, los problemas de los que se empeña en cuidar interrumpirán su
vuelta a la felicidad hasta llegar a un punto de inflexión del que no habrá
marcha atrás.
Estamos ante una
comedia con toques dramáticos, a veces brochazos de lo dura que puede ser la realidad,
pero mayormente toques, nada más, Dioses
y perros es más comedia que drama. El espectador no sale de la proyección
con un nudo en el estomago, ni con la sensación de haber visto una historia muy
triste, todo lo contrario. Principalmente la película de Marqués deja un buen sabor de boca por las interpretaciones de Hugo Silva y Megan Montaner, sobre todo cuando ambos coinciden en pantalla, también
por el buen humor que desprenden sus diálogos,
esto mismo pasa con los que Silva
tiene con Juan Codina (Fonsi), que
son escasos pero muy trabajados y logrados, cómicos como el del inicio o dramáticos
como la escena en la cama que comparten. Incluso la parte más dramática del
argumento inicial como es la relación y minusvalía de su hermano Pablo está
tratada con mucho humor y la hace incluso simpática o menos dura de ver. La
parte dramática casi está dedicada al problema de Fonsi con su mujer y con la
bebida.
El problema de Dioses y perros reside en su final, un
final de corta y pega. Subir una montaña paso a paso para luego tirarte desde
arriba al vacio es un movimiento totalmente erróneo cometido por el director.
Realmente parece que Marqués tuviera
este final guardado en algún cajón de su memoria y tras horas sin saber cómo
cerrar un guion adaptado decidiera pegarlo aquí. Imaginaos una película sobre
baloncesto y que el final sea un gol de chilena, y que encima esa chilena es idéntica
a la vista en Victory. Su
precipitado final desmerece el conjunto que sin ser excelente cumplía sus
propósitos de entretenimiento, y a la que su duración, 84 minutos, ayudaba mucho.
Ni me gusta ni me
disgusta Hugo Silva, pero reconozco
que el personaje de Pasca le va como anillo al dedo: ese humor negro, grotesco,
esas contestaciones a todo el mundo sin importarle nada las consecuencias y
siendo muy consciente de cada palabra que sale por su boca, esa falsa
arrogancia a la que se le ve la cara, en los actos de amistad que tiene con
Fonsi, en la reacción ante la caída de su hermano, la coraza que Pasca crea
tras un gran hecho dramático importante en la trama es de un tamaño superior a
la puerta de Mordor: más que impenetrable es indestructible. Y en ese juego Hugo Silva completa una actuación
sobresaliente: al Cesar lo que es del Cesar. Grata sorpresa también Megan Montaner como Adela, su personaje
de habla incesante capaz de rasgar esa coraza anteriormente nombrada
simplemente con su personalidad activa y llena de vida: te sacas más de una y más
de dos sonrisas en sus momentos con Pasca. Y un minipunto porque no, para Juan Codina, que también hace un papel más
que aceptable, dominando tanto los momentos dramáticos como los cómicos con
gran naturalidad. Y esa es otra de sus virtudes principales: lo casero, y amateur
(o para ser un poco más hipsters lo
llamaremos indie), de su propuesta consigue unas actuaciones muy buenas y
algunas escenas bastante notables.
Lo mejor: el papel de Hugo
Silva y sobretodo el personaje de Pasca, la frescura y humor en los diálogos
entre Hugo Silva y Megan Montaner y Juan Codina.
Lo peor: el final, de precipitado, desmerece todo el camino
andado.
Título: Dioses y perros
Director: David Marqués
Guión: David Marqués, Kiko Martínez
Fotografía: Eva Díaz
Año: 2014
Duración: 84 min.
País: España
Productora: Nadie es Perfecto / Ivac / Icaa
Reparto: Hugo Silva, Megan Montaner, Juan Codina, Enrique Arce, Elio
González, Miriam Benoit, Ricard Sales, Albert Forner, Lucía Álvarez, Víctor
Palmero
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