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[[Crítica de @PauGarcia179]]
Hay películas que son consideradas por todo el mundo como obras maestras; te construyes grandes expectativas y cuando la ves, te sorprenden las alabanzas y reniegas de su discutible condición de Obra Maestra, así en mayúsculas. Es mi caso con Blade Runner, que junto con The Deer Hunter y La Dolce Vita, forman mi particular tríptico de blasfemias cinematográficas, películas aparentemente grandiosas que, siempre amparándome en la subjetividad cinéfila, considero sobrevaloradas.

A principios de siglo XXl, la Tyrell Corporation ha construido un robot llamado Nexus 6, comúnmente conocidos como replicantes, que son más ágiles y fuertes que los humanos y al menos tan inteligentes como los ingenieros genéticos que los crearon. Son usados como esclavos guerreros en las luchas de las colonias exteriores. Un día, un grupo de replicantes se rebela y se procede a su destierro de la Tierra. La policía tiene permiso para ejecutar a los replicantes que queden en la Tierra, acción a la que no se llamaba  ejecución, sino retiro.

Como decía, las expectativas estaban por las nubes, y todos sabemos que nada bueno puede salir de esto. Visionar lo que casi todo el mundo considera una obra maestra te condiciona. Al final, en algún caso tus expectativas serán igualadas por tus impresiones finales, en contadísimos casos superarán tus expectativas, y en el mayor de los casos, tus ojos no verán la obra maestra que todos se empeñan en ver. La película, esto es indiscutible, es lenta. Mi inadmisible ignorancia me hizo creer que estaba delante una película de acción con un trasfondo filosófico y reflexivo. Al final había contadas escenas de acción (bien servidas por el señor Scott, todo hay que decirlo) y la reflexión, siempre desde mi humilde opinión, era más bien escasa. Pero lo que es innegable es su completa falta de ritmo, llegando a veces a lo soporífero.



La explicación del principio nos pone en antecedentes para entender toda la película, intuimos que habrá un conflicto moral, y al final, efectivamente, lo hay. Los humanos, desde siempre seres hipócritas, usan a los robots como esclavos para poder vivir en colonias fuera de la Tierra, porque obviamente, la avaricia humana, a estas alturas, ha hecho inviable una vida digna para todos en nuestro planeta de origen. Un detalle interesante que sí me gustaría destacar es la analogía del sueño americano con la aventura interplanetaria. La oportunidad de vivir una vida nueva en otro planeta.se intuye igual de falsa e inviable que el ‘american way of life’. 

La policía de ‘Blade Runner’ es en realidad un grupo de mercenarios, y el personaje de Harrison Ford, uno de sus más estimables ejecutores. Aquí vendría el momento de alabar la ambigüedad de si el personaje es o no un replicante, y lo diría si en algún momento me llegara a importar el personaje. La historia es muy sencilla: un policía tiene que cargarse a cuatro replicantes y se enamora –no sabemos cómo- de otra de las replicantes. Aunque podría dar para un mediometraje, Ridley Scott dilata el metraje mostrándonos una sociedad –y una ciudad- deprimente, decadente, sórdida y a veces artificialmente oscura, que en realidad, se presenta como uno de los elementos más interesantes de la cinta. Con esa ambientación futurista también consigue crear cierta atmósfera, aunque en general provoca más bostezos que fascinación. Sí que hay, justo es reconocerlo, planos de una gran belleza, pero se pierden como “lágrimas entre la lluvia”.

De esta película prácticamente solo sabía que salía Harrison Ford y que había un gran discurso final, y como con las expectativas generales de la cinta, también me ha defraudado. No es un mal discurso, no es horroroso, pero me esperaba muchísimo más. Blade Runner es una cinta importante para entender la ciencia ficción en el cine que en su momento debió de impresionar a críticos y espectadores, pero que a mí me parece una obra muy sobrevalorada con graves problemas de ritmo, menos reflexiva de lo que aparenta y con unos personajes bastante desdibujados con los que nunca se llega a empatizar.

Título: Blade Runner
Director: Ridley Scott
Guión: David Webb Peoples, Hampton Fancher 
Fotografía: Jordan Cronenweth
Año: 1982
Duración: 112 min.
País: Estados Unidos
Productora: Warner Bros. Pictures
Reparto: Harrison Ford, Rugter Hauer, Sean Young, Daryl Hannah, Edward James Olmos, Joana Cassidy, Brion James

Título: Godzilla
Director: Gareth Edwards
Guión: Max Borenstein, David S. Goyer, Frank Darabont (historia de Dave Callaham)
Fotografía: Seamus McGarvey
Año: 2014
Duración: 123 min.
País: Estados Unidos
Productora: Legendary Pictures / Warner Bros.
Reparto: Aaron Johnson, Ken Watanabe, Elizabeth Olsen, David Strathairn, Bryan Cranston, Sally Hawkins, Juliette Binoche, CJ Adams, Richard T. Jones, Al Sapienza, Patrick  Sabongui, Godzilla

Gareth Edwards es el director de la nueva reinterpretación de Godzilla, el monstruo gigante más querido por el público, que hizo su primera aparición en 1954 con la película Japón bajo el terror del monstruo, considerada de culto. En las manos de este realizador (cuya anterior y única película es la deliciosa Monsters) está la responsabilidad de ofrecerle al rey de los monstruos un filme digno de su título, contando sólo con el precedente de Roland Emmerich.

Joe Brody (Bryan Cranston) es el jefe de seguridad de una importante Central Nuclear en Japón, donde trabaja con su mujer (Juliette Binoche) y vive una vida tranquila con su hijo. Un día, lo que parece ser una catástrofe natural sacude la central, matando a un gran número de trabajadores incluida la mujer de Joe. Catorce años después, Joe sigue obsesionado con aquel desastre, estando convencido de que no fue un desastre de la naturaleza, sino que 'algo' provocó la muerte de su mujer. Su hijo Ford (Aaron Johnson), un militar que acaba de volver del servicio casado con Elle (Elizabeth Olsen) y con un hijo de cinco años, volverá a Japón para intentar encauzar la relación con su padre, descubriendo el terrible secreto que el gobierno esconde...

Una de las escenas con más poderío visual del filme de Edwards.

Para mí, el principal 'pero' que se le puede poner a Godzilla es un pecaminoso guión pobre, sinónimo de paso del libreto por muchas manos distintas. El concepto de vivir un ataque monstruoso a la civilización moderna pero visto des del punto de vista del drama humano es muy interesante, pero el tratamiento que se le da en el filme es des del tópico y el cliché. Esto es: el científico que todo el mundo toma por loco pero acaba por tener razón, el matrimonio que se separa durante la catástrofe y termina por juntarse después de pasar cada uno su independiente calvario, el militar desobedeciendo órdenes directas con un plan descabellado que acabará por salvar a la humanidad... Amén de material de relleno y las siempre odiosas casualidades espacio-temporales. Los personajes principales son poco humanos, nada realistas, y sus interpretaciones tampoco son nada del otro mundo. Sólo Ken Watanabe y Bryan Cranston se creen el papel y dotan de algo de profundidad a sus sosos personajes.

Eso sí, es varios quintales superior a esa aberración lagártica que fue el Godzilla de Roland Emmerich (aunque ese estaba más estilizado y menos rechoncho...), que aún que la recuerdo con cariño por haberla visto con menos de diez años, no puedo sino avergonzarme de haber dicho alguna vez (cuando no tenía mis gustos cinéfilos bien definidos) "qué chula es esta peli de Godzilla". Pero he aquí el problema. Emmerich no se tomaba en serio su propio filme, sabía qué material tenía y hizo un blockbuster, malo, sí, pero sin pretensiones. Gareth Edwards intenta profundizar en el drama humano del momento pero el, como ya he dicho antes, terrible guión impide que Godzilla se convierta en 'algo más' que un blockbuster muy bien dirigido y digno entretenimiento con su tensión medida y su disfrute momentáneo.

Sí que está un poco entradete en kilos, eh...

Porque, eso sí es innegable, visualmente es espectacular. Tanto por los efectos especiales que nos sumergen en la orgía destructiva de un lagarto gigante y dos bestias raras con dimorfismo sexual, como por la belleza formal de la dirección de Edwards y la brutal fotografía de Seamus McGarvey. El poderío visual de escenas como el lanzamiento de los militares sobre San Francisco, la de las vías del tren, o la del Golden Gate, es una maravilla comparable a algunos momentos del anterior filme (y opera prima) del director británico al que, por cierto, ya le han ofrecido la segunda parte de Godzilla y dirigir un spin-off de Star Wars.

En definitiva, debemos alegrarnos por los ecos de Spielberg y la honda superación del desastre de finales de los noventa, y, aunque lo he disfrutado cual crío aún con sus fallos, llorar un poco por un Godzilla que podría haber sido bastante mejor de lo que realmente vemos.

Lo mejor: la orgía destructiva en San Francisco de los últimos 40-45 minutos, el apartado visual de la cinta. Yo me lo he pasado MUY bien.
Lo peor: un guión muy flojo a brochazo y rodillazo de tópico y cliché, producto de la escritura que ha pasado de mano en mano hasta tres veces.
Título: Gwoemul (The Host)
Director: Bong Joon-ho
Guión: Bong Joon-ho, Ha Jun-weon, Baek Cheol-hyeon (Historia: Bong Joon-Ho)
Fotografía: Hyung-ku Kim
Año: 2006
Duración: 113 min.
País: Corea del Sur
Productora: Coproducción Corea del Sur / Japón
Reparto: Song Kang-ho, Byeon Heui-bong, Park Hae-il, Du-na Bae, Ko A-sung, Lee Dong-ho, Lee Jae-eung, Yun Je-mun, Kim Roi-ha, Park No-shik, Yim Pil-sung, Scott Wilson

Crítica de @PauGarcia179

Aprovechamos el estreno de 'Snowpiercer', la nueva película de Bong Joon-ho (bendecida por buena parte de la crítica, incluido el incansable @PaulPorcoRosso), para comentar una de las películas más famosas del cineasta surcoreano: 'The Host'. Esta película obtuvo un enorme éxito en su país y acabó conviertiéndose en la película coreana más taquillera de la historia. 

Todo permanece en calma en la orilla del río Han, en Seúl. Sus habitantes detectan un extraño objeto que cuelga del puente, pero de repente salta al agua y se revela rápidamente como lo que es: una criatura mutante que devora todo lo que encuentra por el camino. Gang-Doo, un simpático holgazán, y su hija,  se encuentran en el peor lugar cuando aparece el monstruo  

Anteriormente, Bong Joon-ho se acercó al thriller con 'Memories of Murder' (2003) y en la comedia en 'Barking Dogs Never' (2000), y, sorprendentemente, podemos encontrar elementos de éste último género en 'The Host'. Porque lo que hay que tener en cuenta al ver 'The Host', es que no es una película de terror. Muchos son los que se quejan de que la película no da miedo, como 'The Village' (M. Night Shyamalan, 2003), que vendida como una película de terror, el público se llevó una decepción. Con 'The Host' pasa lo mismo: si vemos el tráiler y luego la película parece que estamos ante películas distintas. Hay elementos de terror (más bien de suspense) pero en general la película parece querer romper los límites de los géneros y se mueve entre el drama, la comedia, el thriller y obviamente la ciencia-ficción. Pues bien, aquellos que busquéis otra película de terror al uso, huíd; los que queráis ciencia-ficción con toques de drama y de comedia, 'The Host' os satisfacerá. 




Pero no solo de cruce de géneros vive 'The Host'; tiene otros elementos poco convencionales en películas de este tipo: no hay héroes (aparte del falso héroe americano que comento más abajo), sólo una familia que hace lo posible para salvar a los suyos. El filme tiene unos personajes de carne y hueso (tan reales y normales como los que podrías encontrarte por la calle) con los que el espectador empatizará con facilidad. Es curioso porque no solo conectaremos con los protagonistas (especialmente con el personaje de Song Kang-ho, que repite con el director en 'Snowpiercer'), también con los personajes secundarios, incluso con aquellos que parecen ser totalmente irrelevantes, como el vagabundo o los dos niños: se ganan nuestra simpatía al poco de aparecer en pantalla y con unas pocas líneas de diálogos. Conseguir eso es más difícil de lo que parece y no hay que buscar mucho para encontrar una película cuyos personajes más secundarios sean totalmente huecos o carentes de interés. Esa conexión o empatía se consigue, en parte, gracias a las buenas interpretaciones de las actrices y actores (aunque quizás la actuación de Bae Doona como Nam-joo sea la menos destacada), que consiguen imprimirle autenticidad a sus personajes.


Hay un aspecto que me gustaría destacar, y llegados hasta este punto aclaro que quizás son solo imaginaciones mías, pero tengo la sensación de ver en la película una cierta crítica a Estados Unidos como policía del mundo y también una burla a las películas americanas con el típico héroe americano, con ese militar que casualmente se encuentra en Seúl y que decide hacer frente al monstruo mutante. Ahí lo dejo a riesgo de equivocarme. 

'The Host' es un gran entretenimiento, una cinta de monstruos donde los personajes sorprenden por su profundidad dramática; un filme donde el director da a una patada a las definiciones de los géneros para hacer un cruce entre ellos y donde nos embarcaremos en una aventura totalmente imprevisible que hará las delicias del espectador hambriento de divertimentos que se alejen de los estándares más convencionales. 

Título: Gattaca
Director: Andrew Niccol
Guión: Andrew Niccol
Fotografía: Slawomir Idziak
Año: 1997
Duración: 106 min.
País: Estados Unidos
Productora: Jersey Films / Columbia Pictures
Reparto: Ethan Hawke, Uma Thurman, Jude Law, Loren Dean, Alan Arkin, Gore Vidal, Xander Berkeley, Elias Koteas, Ernest Borgnine, Tony Shalhoub, Blair Underwood, Maya Rudolph, Lindsey Ginter, Jayne Brook

Presentada (y gran vencedora) en la 30 edición del Festival de Sitges, en el ya lejano 1997, Gattaca es la mejor obra y a la vez la opera prima del director (y guionista) Andrew Niccol. El neozelandés, después de dirigir spots publicitarios en Londres, se mudó a Los Angeles para triunfar en la industria del séptimo arte. Le fue negada la dirección de su primer guión, The Truman Show (por el que ganó el BAFTA en 1998), y su respuesta fue la película de culto de la que hablo en esta crítica.

Gattaca es la historia clásica de superación a varios niveles. En una sociedad futurista en la que el esperanto está extendido (lo único en lo que se equivoca Niccol), en el que sólo se puede ser perfecto, y se separa a la gente por estratos genéticos, las ansias de conocimiento de un hombre 'no válido' (pero siempre ansioso por superar "la última frontera"), Vincent, le llevan a romper barreras en todos los ámbitos. El argumento, además, es duramente realista y tremendamente atemporal dentro del marco de la ciencia ficción. Gattaca no va a quedar demodé, y salvando las distancias (que son muchas y muy grandes) podría ser nombrada como la 2001 de la década de los noventa. Inspiró e innovó a partes iguales.

El ADN, la escalera de caracol de Vincent.

Técnicamente, la confección de la sociedad futura en la película marca el inicio de una tendencia que se ha extendido hasta el cine actual: el minimalismo como buque insignia. Un estilo decorativo cuestionable, pero que en este caso aporta información a la trama, hablando más que muchos personajes sobre la sociedad del momento. Es fría, distante, sin adornos, metódica, casi robótica. Pero, dentro de la frialdad de las casas y los ambientes de trabajo, la fotografía aporta un plus de color, de calidez. Una suerte de baño de luz reconfortante, muy evidente en las escenas que comparten Ethan Hawke y Uma Thurman. Dos personajes cuya historia romántica (aunque bonita) es lo peor de una cinta de muy buena calidad.

¿Quién es Vincent? Y lo más importante, ¿qué es Gattaca? Vincent es el nuevo Victor Català, aquella mujer que escribió bajo el nombre de un hombre grandes novelas en una sociedad machista. Y Gattaca es el sentido de la vida comprimido en una cadena de siete bases nitrogenadas. El código genético de nuestra existencia, la sociedad, y la muerte en silencio, expresado en un lenguaje Universal: el cinematográfico. Ácido desoxirribonucleico trabajando para ser aún mejor de lo que a priori puede llegar a expresar. Pero sobretodo es una película para olvidar que Andrew Niccol es el hombre detrás de The Host.

Lo mejor: diseño de producción, fotografía, guión, Jude Law. Si no has visto este clásico moderno de sci-fi, ¿a qué esperas?
Lo peor: que sea lo máximo que nos pueda ofrecer Niccol.


P.S.: ojo a la aparición estelar (y momentánea) de Dean Norris antes de Breaking Bad. ¡Sorpresa!
Título: Noah
Director: Darren Aronofsky
Guión: Darren Aronofsky, Ari Handel
Fotografía: Matthew Libatique
Año: 2014
Duración: 138 min.
País: Estados Unidos
Productora: Paramount Pictures / New Regency
Reparto: Russell Crowe, Jennifer Connelly, Emma Watson, Anthony Hopkins, Ray Winstone, Logan Lerman, Marton Csokas, Dakota Goyo, Douglas Booth

Después del éxito de 'Black Swan', Darren Aronofsky estuvo a punto de dirigir 'The Wolverine', pero acabó desentendiéndose del proyecto y se centró en la película que hoy nos ocupa: 'Noah'. Obviando las absurdas discusiones sobre si Aronofsky ha traicionado el espíritu de la Bíblia o si no la ha adaptado bien, hay que decir que 'Noah' es una película bastante aceptable. No es ni 'Black Swan' ni mucho menos 'Requiem for a Dream', pero afortunadamente tampoco es 'The Fountain'

Cuenta la historia que todos conocemos sobre Noé, un buen hombre a quién un día Dios le dijo que iba a destruir el mundo con un gran diluvio a causa de la corrupción y el pecado que habían traído los humanos, y que construyera una arca para salvar a su familia y a los animales de la muerte. 

Russel Crowe interpreta a Noé de forma convincente, tiene la presencia física necesaria para hacer creíble el personaje, y el resto del reparto, aparte de Jennifer Connelly y Anthony Hopkins, que están un peldaño por encima, realizan una interpretación bastante aceptable. 

Sí que es verdad que sorprende que alguien como Aronofsky, considerado como un autor de cine independiente, llegase a implicarse en 'The Wolverine' y que ahora presente esta gran superproducción, pero entre tanta magnificencia, espectacularidad y tantísima agua, sí que se ven atisbos de cine de autor que refuerza la personalidad de Darren Aronofsky. Estoy pensando, por ejemplo, en cierto montaje acelerado que aparece en algunas ocasiones, que tanto me recuerda tanto a su arriesgada ópera prima, 'Pi: Faith in Chaos', como a su obra maestra, 'Requiem for a Dream', y que me confirma que tras un presupuesto de 100 millones de dólares aún persiste el sello Aronofsky. En una entrevista, el cineasta de Nueva York comentaba que la idea de la película llevaba mucho tiempo en su cabeza, pues dijo que Noé es un personaje que siempre le fascinó y que a los 13 años ya escribió un poema sobre él. Aunque esto queda mucho mejor que decir que quería hacer una superproducción, si nos fiamos de Darren y realmente quería llevar la historia al cine ("pues nunca se había hecho antes"), no había otra manera de hacerlo que bajo el respaldo de una productora como la Paramount


Mientras veo 'Noah' no tengo la sensación de estar viendo una superproducción más, un producto cinematográfico, un blockbuster sin alma, creo estar viendo algo más entre las aguas de este diluvio cinematográfico. Este mismo año se estrena otra historia bíblica, 'Exodus', dirigida por Ridley Scott, que contará la historia de Moisés, y aunque con gran respeto veo en Ridley Scott un gran conocedor del oficio, capaz de manejar grandes producciones con enormes presupuestos, también lo veo como alguien sin la personalidad de Aronofsky (ver la infravalorada 'The Counselour', en la que Cormac McCarthy es el verdadero autor de la película), quién tiene detalles de genialidad y que se acerca a la conocida historia de Noé de forma original y quizás rompedora.

Hay momentos bellos y poderosos, como aquella en la que Noé le cuenta la creación a su família, de manera que une el relato de la creación del mundo en 7 días con la evolución (absurdamente, y a pesar de ser un gran momento del film, me recordó a la introducción de cierto capítulo de Los Simpson). Como el mismo director ha comentado en diversas entrevistas, no es una película pensada únicamente para los creyentes (al contrario, parece que algunos pueden ofenderse), y aquí estoy yo para demostrar lo dicho por Aronofsky.


Podría criticarse la excesiva vileza del antagonista (Ray Winstone), y aunque al principio intenta dibujar un poco su personaje cuando se dirige al creador ("¿por qué no me hablas?"), lo cierto es que acaba diluyéndose en lo que sería el villano de toda la vida, pero se supone que es el descendiente de Caín, donde empezó toda la corrupción del alma humano. 

Parece que ha habido diversas opiniones que critican el mensaje ecológico del film, lo cuál resulta sorprendente, primero porque no entiendo qué tiene de negativo plantearse qué diablos estamos haciendo con nuestro planeta y segundo porqué, como dice el propio Aronofsky, en la Bíblia hay un mensaje ecológico, y él se limitó a trasladarlo a la pantalla. 

'Noah' es una buena película de entretenimiento que lleva a las masas un mensaje ecologista, con algunos toques de cine de autor mezclados con aparatosos efectos especiales, que a veces se deja llevar por la espectacularidad y a veces plantea conflictos teológicos y filosóficos que se escapan irremediablemente de los estándares del blockbuster.


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