NO ESTRENOS: Los Muppets sin Jason Segel
Título: Muppets Most Wanted! (The Muppets... Again!)
Director: James Bobin
Guión: Nicholas Stoller, James Bobin
Fotografía: Don Burgess
Duración: 112 min.
Año: 2014
País: Estados Unidos
Productora: Walt Disney Pictures / Mandeville Films
Reparto: The Muppets, Ricky Gervais, Ty Burrell, Tina Fey, Tom
Hiddleston, Ray Liotta, Danny Trejo, Zach Galifianakis, Christopher Waltz,
Salma Hayek, Frank Langella, Jemaine Clement, Debby Ryan, Peter Serafinowicz,
Chloë Grace Moretz
Crítica de @PaulPorcoRosso
El año 2011 fue,
entre de entre otras efemérides, el año de retorno de los Muppets a la gran pantalla. La vuelta fue con una historia básica,
típica y muy sencilla: los Muppets
debían recuperar de las garras de un malvado empresario los antiguos estudios
donde los muñecos rodaban su show, con la reunión de la banda entera. Esta
trama, más bien simplona y vista miles de veces por el espectador fue tratada
por los guionistas (el mismo Segel y
Nicholas Stoller) con reflexiones
sobre el paso del tiempo, la pérdida y recuperación de la fama, y la identidad personal, dotando así
una película para niños de una madurez inusual. Pero, ¿todo el mundo se dio
cuenta de esto? ¿el éxito de público se debió a la nostalgia de treintañeros
que crecieron con los Muppets en la
televisión? ¿o conquistaron a la audiencia (nueva y vieja) con sus momentos de
humor absurdo? Lo que sí se puede afirmar es que Jason Segel conquistó los corazones de los niños (ahora adultos)
que crecieron con los Teleñecos y consiguió acercar a los que ahora son
pequeños una parte de la historia de sus progenitores. Debido al éxito rotundo
de la primera parte (que llegó a ganar un Oscar a la Mejor Canción), Disney encargó al mismo director James Bobin una segunda parte, que coescribió
con Nicolas Stoller, mientras Jason Segel abandonaba el proyecto.
Muppets Most Wanted! es una secuela simpática, que no renuncia al clásico
humor de los Muppets, irónico e
inteligente, y que empieza con un número musical que no tiene miedo de reírse
de la construcción de las secuelas y la narración cinematográfica. La
sensibilidad que aportó Segel (el
alma de la carta de amor a los Muppets
con los que creció) a la película de 2011 se ve diezmada en pro de divertir y
entretener para así afianzar a los muñecos de trapo liderados por la Rana
Gustavo. Los personajes de carne y hueso que acompañan a los Muppets son más alocados si cabe que
los propios Muppets: Ty Burrell fingiendo un divertido acento
francés en su papel de inspector de la Interpol (que cumple y se ríe de todos
los clichés sobre europeos), y Ricky
Gervais con el papel de malo de la función son quien llevan la voz
cantante, aunque la cinta está repleta de cameos
de estrellas del Hollywood actual (junto a los números musicales, característica
principal de las películas de los Muppets).
Ahí están Tom Hiddleston, Ray Liotta, Danny Trejo, Zach
Galifianakis, Christoph Waltz y
muchos otros que en ocasiones no aparecen más de un minuto en pantalla.
Pero sigue
habiendo un mensaje oculto bajo las divertidas peripecias del doble maligno de
Gustavo, Constantine, y los locos números musicales de cada uno de los Muppets. Esta secuela habla del
egoísmo, los lazos que unen a las personas y de lo efímero que es el éxito,
pero en un subtexto que de tan leve, es imposible de apreciar. No llega a la
madurez de su predecesora ni tiene la misma profundidad, pero tampoco lo
pretende: estamos sólo ante una secuela que busca alargar el éxito Muppet y divertir a los que decidan
entrar en su juego humorístico de personajes absurdos.
Lo mejor: más sentido del humor que le otorga la capacidad de
reírse, ante todo, de ella misma.
Lo peor: se abandona la madurez para dar paso a un sinfín de
gags. Le cuesta encontrar el equilibrio entre humor y drama.
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