«Call me Ishmael»

Título: Leviathan
Director: Lucien Castaing-Taylor, Verena Paravel
Guión: Lucien Castaing-Taylor, Verena Paravel
Fotografía: Lucien Castaing-Taylor, Verena Paravel
Año: 2012
Duración: 87 min.
País: Reino Unido
Productora: Coproducción Reino Unido-Francia-EEUU: Arrete Ton Cinema / Cinereach
Reparto: Documental; Declan Conneely, Johnny Gatcombe, Adrian Guillette, Brian Jannelle, Clyde Lee, Arthur Smith

En las mismas aguas  donde  el Pequod de Melville persiguió a Moby Dick, The Whale, somos testigos del choque entre el hombre y la naturaleza. Filmada con doce cámaras, fijas y lanzadas y pasadas de pescador a cineasta, éste  es un retrato cósmico de uno de los quehaceres más antiguos de la humanidad.

Me resulta casi imposible escribir sobre Leviathan. Esta película me ha cautivado, me ha atrapado, seducido, me ha hecho sentir frío, mareado, confundido, pero sobretodo, me ha sacudido. Ha conseguido que me plantee el hecho de que mi existencia consiste en destruir la vida de otros seres vivos, primero decapitando a los animales que me son contemporáneos, y luego, y por si esto fuera poco y algo por lo que estar orgulloso, echando sus putrefactos restos al mar. El agua, cortada en dos por el inexorable paso del barco pesquero que da nombre al filme, Leviathan, se tiñe de rojo poco a poco, cosa que pasa inadvertida por el resto de la humanidad. Uno de los actos más macabros y sucios que produce la raza humana en sus ansias de supervivencia, sólo es notado por la familia de las Laridae (gaviotas), que lo aprovecha y lo usa para alimentarse. El hombre, se enorgullece de lo ocurrido, desconchando vieiras sin control y mostrando sus cicatrices, que son fruto de la lucha contra el mar que parece rehuir a su persistencia de hacer sufrir al que osa interponerse en su camino, exhibiendo el tosco marinero una capacidad de evasión sumamente tenebrosa. Castaing-Taylor y Paravel, además, deciden prescindir en este documental-experimento abstracto de toda música, conservando y potenciando así el sonido de la maquinaria pesada, las potentes voces del monstruo que arrastra con él a todo ser vivo que se interpone en su camino.


Leviathan se acaba, y todos los espectadores que han llenado la sala hasta sus límites presenciándolo en l'Alternativa huyen del 'Auditori' esperando que nada en el exterior se suceda de la misma forma (en un modo metafórico). El Leviathan, y nosotros, nos hemos convertido en el demonio que Ahab perseguía en Moby Dick, el monstruo que sin ser consciente de ello,  intentaba acabar (y casi siempre conseguía) con todos los seres que le rodeaban.

"¿Qué son los derechos humanos y las libertades del mundo sino peces sueltos? ¿Qué son las ideas y opiniones de los hombres sino peces sueltos? ¿Qué es el principio de la creencia religiosa sino un pez suelto? ¿Qué son los pensamientos de los pensadores para los literatos palabreros, contrabandistas y ostentosos? ¿Qué es el mismo gran globo sino un pez suelto? ¿Qué eres tú, lector, sino un pez suelto y también un pez sujeto?"


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