'Carrie', la obsesión por los remakes, y el bullying

Título: Carrie
Director: Kimberly Peirce
Guión: Roberto Aguirre-Sacasa, Lawrence D. Cohen (basado en la novela de Stephen King)
Fotografía: Steve Yedlin
Año: 2013
Duración: 100 min.
País: Estados Unidos
Productora: Metro-Goldwyn-Meyer (MGM) / Screen Gems
Reparto: Chloë Grace Moretz, Julianne Moore, Gabriella Wilde, Portia Doubleday, Judy Weinstein, Karissa Strain, Barry Shabka Henley, Demetrius Joyette, Cynthia Preston, Arlene Mazerolle, Karissa Strain, Evan Gilchrist, Eddie Max Huband, Tyler Rushton Skyler Wexler

En una época en que el maltrato juvenil está al orden del día, era de imperiosa necesidad rehacer (o como mínimo recordar) el clásico del cine de terror con el que empezó la carrera como escritor de Stephen King, y fue llevada a la gran pantalla por Brian De Palma hace la friolera de 38 años. El remake (que aquí nos ocupa) cuenta con un reparto femenino de altura: Chloë Grace Moretz y Julianne Moore en los papeles principales.

Porque, en el fondo, es de lo que va Carrie. Carrie (Moretz) es una chica diferente a todas las demás, que lleva toda la vida luchando para integrarse en una sociedad evolucionada. Pero su madre Margaret (Moore), en contraposición con el mundo exterior que fascina a Carrie, y haciendo gala de un grotesco fanatismo religioso, sólo hace que cortar las alas de su hija y no dejarla crecer al ritmo de la sociedad. Igual que sus compañeras de instituto: sólo le avasallan con burlas y jugarretas de mal gusto al verla como un bicho raro. Carrie intentará dar la vuelta a la tortilla al descubrir que tiene poderes telequinéticos...

Carrie (Moretz) siendo acosada por  Chris (Portia Doubleday).

Vamos a ser francos: el filme está bastante lejos de llegar a ser tan memorable como lo fue el original. Su mayor traba es, primero, la dirección absolutamente impersonal de Peirce, que esgrime una puesta en escena fría (hasta robando algún plano de la película de 1976), y desaprovecha posibilidades de mejorar la película basando su adaptación en el filme de De Palma y no en el libro de King. Como consecuencia, el cambio en la personalidad de Carrie es algo vago, con agujeros y con poca coherencia. Lo que funciona en la trama es el corazón de la versión de De Palma, Peirce en vez de arriesgarse, no aporta novedad alguna narrativamente hablando.

Pero sí hay ciertas cosas del filme que debemos reconocerle a su directora Kimberly Peirce, como por ejemplo el no mancillar la cinta original del señor De Palma. Porque ya sabemos que esto, cuando hablamos de un remake, es lo más común (en ese Hall of 'Shame' del cine quedan las segundas versiones de Straw Dogs, Abre los ojos o Karate Kid, para nombrar unos pocos). Y, es que, si una cosa ya estaba bien, ¿para qué tocarla?

El reparto es el punto más fuerte de esta película.

Es una pregunta para la cual no hay respuesta, la innecesaridad de esta tercera adaptación del clásico de Stephen King salta a la vista, pero puede justificarse en tres pilares. Primero, la película de De Palma tenía una visión muy masculina, y sin duda ha quedado algo anticuada. Segundo, 38 años no pasan en balde. Así que esta nueva versión de Carrie es una "puesta a punto", en cuanto al aumento de comprensión hacia el lado femenino (que Peirce sabe plasmar mejor que De Palma), y como renovación de chapa y pintura, una puerta abierta a los especialistas de efectos especiales que aquí se han dado un buen festín.

Y por último, la acertadísima elección de reparto para los papeles principales es de verdadera genialidad por parte del director de casting: ahí es dónde reside el máximo reconocimiento que, sin duda, debemos otorgarle. Julianne Moore y Chloë Grace Moretz soportan el peso de la película sin esfuerzo alguno y no desmerecen ante sus predecesoras del filme original.

Aún con todas sus virtudes, filme innecesario del cual sólo me queda por decir: si no has visto aún la película original de 1976... ¿a qué estás esperando?

Lo mejor: las actuaciones.
Lo peor: torpona, alguna escena algo vergonzante y, en definitiva, innecesaria.


0 comentaris:

Copyright © 2012 Siempre en VO