'Jagten', Vinterberg, y una sociedad podrida

Título: Jagten (The Hunt) (La caza)
Director: Thomas Vinterberg
Guión: Thomas Vinterberg y Tobias Lindholm
Fotografía: Nikolaj Egelund
Año: 2012
Duración: 111 min.
País: Dinamarca
Productora: Zentropa Entertainments
Reparto: Mads Mikkelsen, Thomas Bo Larsen, Annika Wedderkopp, Alexandra Rapaport, Anne Louise Hassing, Lars Ranthe, Lasse Fogelstrom, Susse Wold, Ole Dupont, Sebastian Bull Sarning

Mi conocimiento sobre la filmografía de Thomas Vinterberg empieza y acaba con su experimento (iniciado por él y von Trier) en el Dogma 95 con Festen (Celebración). Al menos antes del visionado de su nueva joya, Jagten. Ambas comparten características (la primera y más obvia es que en ambas uno de los actores principales es Thomas Bo Larsen), y hasta ciertos puntos del argumento, pero Jagten (la que nos ocupa) cuenta con una magnífica actuación de Mikkelsen, que le valió el premio al mejor actor del Festival de Cannes en 2012.

Lucas (Mikkelsen), profesor de guardería de cuarenta años ha pasado por un divorcio difícil. Poco a poco consigue recomponer su vida: encuentra una nueva novia, reconstruye su relación con su hijo adolescente Marcus, encuentra trabajo en otra guardería, sale de caza con sus amigos. Pero de golpe y porrazo, el comentario de una niña a las que da clase en la guardería se extenderá como un virus invisible tan terrible que Lucas se verá obligado a luchar por salvar su vida y su dignidad.


La película, de factura técnica impecable tanto en fotografía como en música, explora a una sociedad hipócrita: presuntamente cristiana y amante del prójimo, pero que en el momento de encontrar un chivo expiatorio, se atrincheran en un chisme difundido por una inocente niña. Los padres entienden como verdades absolutas los recuerdos inducidos de sus inocentes hijos, transformándoles en bolas de nieve que provocarán una avalancha que caerá justo encima del inocente Lucas. Un Lucas contenido y sutil, interpretado por el magnífico Mads Mikelsen, conmoviendo sólo con el brillar de sus cautivas lágrimas en unos tristes ojos: su contención dramática es magnética y encomiable. Todas las puertas se cierran para él, incluso algunas ventanas. El aislamiento frente a la entera comunidad que tiempo atrás le amaba y respetaba, se convierte en rabia interna, tristeza y malestar para Lucas.

Además, el guión de la película va algo más allá que su argumento para ahondar en el territorio de la mente del ser humano que se encuentra tras los límites de la verdad: allí donde la fe influye y afecta las actuaciones de cada persona frente a una afirmación irrefutable (y además en este caso, descabellada). Así, el juicio de un mal psicólogo infantil (que condiciona las respuestas de la pequeña Klara) junto al mal oficio de la directora de la guardería (que inicia un proceso de caza de brujas basándose en el mantra "los niños siempre dicen la verdad") sentencian a un buen hombre bajo la tiranía de un pueblo hipócrita. La Duda se merienda a la Verdad y el resultado es devastador.


Parafraseando a Pablo Kurt en su crítica de American Beauty para Filmaffinity, 'algo huele a podrido en Dinamarca'. O más bien, algo huele a podrido en la raza humana. Porque en su nuevo trabajo, Vinterberg pone al aire todas y cada una de las miserias del alma humana. Jagten te arrastra, te vapulea, te carcome por dentro. Las palabras de los vecinos de Lucas, otrora amigos, calan hondo como si de afilados cuchillos se tratasen. Duele, pero al mismo tiempo, maravilla.

Lo mejor: la magnífica actuación de Mads, el dolor que atraviesa la pantalla, el final simbólico del filme.
Lo peor: que tenga la desgracia de competir en los Oscar con La Grande Bellezza.

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