Brillantez técnica en un drama tenso

Título: O lobo atrás da porta
Director: Fernando Coimbra
Guión: Fernando Coimbra
Fotografía: Lula Carvalho
Año: 2013
Duración: 100 min.
País: Brasil
Productora: Gullane Filmes
Reparto: Milhem Cortaz, Leandra Leal, Fabiula Nascimento, Tamara Taxman, Karine Teles, Antonio Saboia, Thalita Carauta, Paulo Tiefenthaler, Juliano Cazarre
Crítica de @PaulPorcoRosso 

Mi conocimiento sobre el cine brasileño empieza con Ciudad de Dios y termina con Tropa de élite. Dos títulos imprescindibles, sin duda, pero que no han abierto el cine de su país al mercado Europeo, y aún menos al español, y no me insuflaron la suficiente confianza como para culturizarme en la producción cinematográfica del gran país de América del Sur. Fernando Coimbra, director y guionista, es el autor que firma El lobo detrás de la puerta su primer largometraje, demostrando ser un realizador a tener en cuenta en sus próximos trabajos. La historia parte de una premisa bien simple: un matrimonio de clase media baja sufre el secuestro de su hija y en la comisaria declaran cuáles son sus principales sospechosos y todo lo que saben para encontrar a su hija lo más rápido posible. Y si la historia es simple, ni digamos el guión. A nivel de diálogos o motivaciones de sus personajes no es un fuera de serie: todo lo hemos visto antes en algún que otro thriller de secuestros o en algún drama de triángulo amoroso, y si bien tiene un par de escenas impactantes, estas andan perdidas en un mar de mediocridad dramática.


Y entonces, ¿qué tiene de especial este thriller brasileño? La forma tanto técnica como narrativa. Narrativamente, el director y guionista huye de la linealidad: mediante el uso de un montaje brutal (cerca del nivel de Memento, también opera prima) plantea la historia y nos espeta en los morros un flash-back para presentarnos a sus personajes des de sus distintos puntos de vista, las relaciones entre estos y el cómo se ha llegado a las entrevistas en la comisaria. Durante esta vuelta atrás en el tiempo, Coimbra sitúa pistas suficientes como para adivinar cuál será el final de la historia: pone al espectador al frente de la investigación del secuestro, aunque esta se asemeje más a un estudio de personajes que a la investigación del delito en sí. Tan importante es el quién como el porqué. Y al ser una película de relaciones, la química y capacidad interpretativa de los protagonistas es primordial: gracias a Milhem Cortaz y Leandra Leal el affaire amoroso se nos antoja de lo más realista.


Técnicamente, el ingenio de la cinta está en la capacidad del director para interpretar y jugar con el lenguaje cinematográfico. El uso de sombras, posiciones o movimientos de cámara para no mostrar caras de personajes o alejar la cámara de algunas acciones, y largos planos fijos de la escuela Haneke se usan en pos de dar un golpe de efecto final, que será anticipado o no por el espectador dependiendo de lo incisivo que este sea con la historia que el director propone. Pero, pese a su cuidado trabajo visual y talento de Coimbra para narrar las relaciones en pantalla, El Lobo detrás de la puerta no es una innovación en el género thriller, y más que en la intriga por la llegada a buen puerto de la investigación policial (que mantiene una tensión bastante envidiable) se busca profundizar en la relación entre los protagonistas. Una película que pese a demostrar poder hacerlo, no busca los giros inesperados para jugar con la mente del espectador, y puede contar una historia de forma correcta para entretener durante poco más de una hora y media. Si sois capaces de obviar la graciosa musicalidad del idioma en el que hablan los personajes, disfrutaréis (o más bien sufriréis) del drama y la tensión de esta obra de Fernando Coimbra.

Lo mejor: formalidad técnica y conocimiento del lenguaje de Coimbra.
Lo peor: pese a su preciosismo técnico y narrativo, el guión no es nada del otro mundo y se mueve más bien por tópicos.

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