Enorme thriller de manufactura española

Crítica de @PaulPorcoRosso
No tengo la suficiente experiencia en el cine español como para hablar de sus grandes thrillers: mi travesía por la producción española de este género empieza con los primeros filmes de Alejandro Amenábar, Tesis y Abre los ojos, pasando por la opera prima de Nacho Vigalondo (Los Cronocrímenes) y termina con producciones más recientes como No habrá paz para los malvados. Sí puedo afirmar con rotundidad que con Celda 211, película que me introdujo de lleno en la filmografía de Daniel Monzón y que fue escrita (como El Niño) por él mismo y Jorge Guerricaechevarría, empezó a cambiar mi concepción sobre el cine español. Cinco años después, Monzón vuelve a ponerse tras la cámara para dirigir a un Luis Tosar más contenido que en su papel como Malamadre y al debutante Jesús Castro en una tensa trama de corrupción policial y drogas en la zona del Estrecho de Gibraltar.

Luis Tosar interpreta a Jesús, un Rust Cohle (True Detective) a la española, léase un hombre que ha convertido su investigación para la unidad antidroga de la policía de Algeciras su joie de vivre y poco o nada queda de una familia que apenas se le menciona. Aunque poca joya le trae el caso que tiene entre manos: una intrincada red de narcotráfico arraigada en lo más profundo del cuerpo de policía. No se puede fiar de nadie: ni de su fiel compañera Eva (interpretada de manera más que solvente por Bárbara Lennie), ni de su jefe Vicente (un Sergi López muy ambiguo al que le es imposible esconder un par de veces el acento catalán), ni incluso a sus compañeros más veteranos como Sergio (Eduard Fernández aportando su clásica media sonrisa y batalla con Tosar a nivel dialéctico sin despeinarse).


Por otro lado, dos jóvenes amigos de Algeciras, Compi (un Jesús Carroza tanto o más killo que en 7 vírgenes) y el Niño (interpretado por el debutante Jesús Castro, de mirada glacial y tez inamovible), empiezan a dedicarse al contrabando de polen de marihuana trasportando 20 kilos poco a poco con la moto acuática del Niño y con la ayuda de un amigo marroquí nacionalizado español.

Estas dos tramas giran como una espiral descendiente que acabará convergiendo en un final frenético y espectacular, como toda la acción que envuelve tanto a la búsqueda y captura de Tosar por el jefe de la organización de narcotráfico, como la que envuelve a la aventura de El niño en el peligroso mundo de la droga. Tanto el montaje como la dirección de las escenas de acción y reposo investigador es excelso y digno heredero de los mejores thrillers americanos, así como el diseño de producción y la dirección de fotografía de Carles Gusi. Incluso funciona a nivel de guión: el retrato de la vida a lado y lado del Estrecho de Gibraltar tratado con realismo y unos diálogos que apelan al naturalismo se combinan a la perfección con una excelsa selección musical que nos transporta a Algeciras, Gibraltar, y las costas de África.

Podría ser pues un thriller cercano a lo perfecto, pero por desgracia a El Niño le pesa la historia de amor entre el protagonista y una joven marroquí que, aun estando bien contada, rompe totalmente con el ritmo de la historia y transmite menos emociones que la cara incorruptible de Jesús Castro. Aún así, el visionado de la película es una recomendable experiencia que muestra un poco por encima cómo es la vida de un dealer en una frontera que nos queda bien cercana.

Lo mejor: dirección de Monzón, montaje, la selección musical.
Lo peor: la historia de amor metida con calzador.


Título: El Niño
Director: Daniel Monzón
Guión: Daniel Monzón, Jorge Guerricaechevarría
Fotografía: Carles Gusi
Duración: 130 minutos
Año: 2014
País: España
Productora: Ikiru Films / La Ferme! Productions / Maestranza Films / Telecinco Cinema / StudioCanal

Reparto: Luis Tosar, Jesús Castro, Eduard Fernández, Sergi López, Bárbara Lennie, Ian McShane, Luis Motilla, Jesús Carroza, Moussa Maaskri, Meriem Bachir

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