'Mission: Impossible. Rogue Nation', espectáculo y diversión

Una crítica de @PauGarcia179

Diecinueve años han pasado desde que Brian de Palma y Tom Cruise resucitaran la serie de 'Misión: Imposible' para llevarla a la gran pantalla. A pesar de tener elementos que se escapan de las leyes de la física o que pueden menoscabar nuestra credibilidad (cierta escena del helicóptero en un túnel), la primera película de la saga ofrecía un más que digno producto comercial. Los espectadores que la vieron en su momento o años después aun recuerdan la acción desarrollada en el inconfundible Puente de Carlos de Praga, la caída de Jon Voight al río o su mano ensangrentada, así como la que es probablemente la secuencia más recordada de la saga: Tom Cruise colgado del techo con tal de robar la lista NOC que tiene almacenada la CÍA. 



Este viernes llegaba a nuestros cines la quinta entrega de la saga, y nada queda del tono serio, tenso e inquietante que le imprimía Brian de Palma, y a pesar de que es sin duda un filme mucho más ligero, es quizás más espectacular y, sobretodo, mucho más divertido. En esta ocasión, Tom Cruise confía en el guionista y director Christopher McQuarrie, que ya le dirigió en ‘Jack Reacher’ y que además coescribió el guión de M:I – 4. 

Debido a las prácticas poco ortodoxas y a la falta de protocolo del FMI (Fuerza de Misión Imposible), el Senado de Supervisión de Inteligencia decide disolver la agencia de Ethan Hunt, que queda absorbida por la CÍA. Paralelamente, Hunt pretende demostrar la existencia de una organización llamada El Sindicato, una organización criminal que intenta controlar el mundo a través del caos. 



'Mission: Impossible. Rogue Nation' podría estar entre lo mejor tanto de la saga protagonizada por el espía Ethan Hunt como del género de los últimos años. Aunque sigue teniendo una trama de espías detrás, la acción toma mucho más protagonismo que en la primera entrega, sustituyendo el guión elaborado –aunque a veces, algo confuso- por una espectacularidad y una clara vocación evasiva. No se trata de un relato de espías realista a la manera de la recomendable ‘A Most Wanted Man’, los elementos poco creíbles (cierta memorización y consiguiente resolución, por ejemplo) siguen ahí como en el resto de la franquície, pero al menos la película resulta del todo entretenida con un ritmo endiablado, y, lo que quizás resulta más llamativo: mucho más divertida. La presencia de Simon Pegg resulta clave para conseguir ese tono ligero claramente opuesto al de la película original, y el humor no resulta para nada forzado. Jeremy Renner y Ving Rhames también tienen parte de culpa de ese agradecido tono cómico, y Tom Cruise vuelve a jugarse la vida con tal de ofrecer una secuencia que quede en las retinas de los espectadores durante mucho tiempo. Aunque la mayoría de las espectadores habrán visto la escena a la que me refiero en el tráiler, en la mágica pantalla del cine, dicha escena es incluso más espectacular de lo que esperábamos. 

'Mision Impossible: Rogue Nation' es una película trepidante, eléctrica y divertida que ofrece justamente lo que promete: simple entretenimiento. A pesar de que quizás se echa en falta una trama algo más densa y no tan simplista y pasando por alto sus problemas de credibilidad, el filme es honesto en su planteamiento y objetivo. No se le puede pedir más a una película que no aspira a nada más que a entretener y que sin embargo, consigue entrar, según el que esto escribe, en el podio de lo mejor del género de acción de los últimos años. 

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